Iniciamos nuestra ruta circular desde la capital del concejo, Rioseco, un pueblo bonito, sin notas discordantes (ya saben: greses, azulejada, colores chillones, pretenciosas balaustradas o esas rapaces de piedra que decoran la entrada grandiosa de no se sabe que). Nada de esto, Rioseco se desvincula de lo feo del valle del Nalón.
Comenzamos a coger altura en poco tiempo y entramos en el espesor de un bosque cargado de avellanos y castaños.
Un bosque bonito pero sin perspectiva hasta que llegamos a una majada donde apreciamos lo guapo del entorno.
El acebo aparece y se repite a lo largo de este tramo. A esta altura ya nos habíamos olvidado de la monserga mediática de repúblicas y Puigdemones y en ese oxigene empezamos a escuchar a lo lejos, unas notas musicales que resonaban leves a través del valle, era el Blue Hotel de Chris Isack y sonaba en directo, curioso.
Mi preciosa acompañante según andámos a un ritmo constante rememora las excursiones que hacia con su familia por este concejo, recordando aquella vez que se perdieron por uno de estos espesos bosques y no les quedó otra que pernoctar.
Volvemos a subir y cuando el bosque se aclara, aparece una nueva majada,
Ahora la ruta va tornando a la derecha, ascendiendo se mete de nuevo en un bosque muy espeso, la senda se difumina y nos encontramos en una encrucijada. Nos cruzamos con unos senderistas que nos aclaran que la ruta circular sigue hasta un claro dónde hay una explotación ganadera y luego continua hacia abajo por un bosque dejando a la izquierda un inverosímil edificio.
Continuamos…
La ruta comienza a descender y la vegetación a espesarse, de nuevo el bosque.
Al fondo y tras el bosque se entrevee el extraño edificio que nos había comentado el senderista. Según nos acercábamos resultaba más extraño.
Que es eso?